La 40 Feria del Libro de Buenos Aires llega con San Pablo
como Ciudad Invitada, una urbe contrastante que promete una celebración poco
convencional: por primera vez en décadas la feria tomará las calles.
Centros culturales autogestivos, escuelas de enseñanza no
formal o plazas en barrios o villas de emergencia porteñas y del conurbano
funcionarán como sedes complementarias de la Feria que por primera vez desde
1974 decide dejar su epicentro en Palermo y multiplicar escenarios por donde
transitarán escritores, músicos y artistas plásticos de la periferia paulista.
Lo que en unas semanas se vivenciará en el predio de las
avenidas Santa Fe y Sarmiento y alrededores es algo parecido a esa pulsación
creativa que en San Pablo se aleja de los centros históricos tradicionales y se
instala en suburbios y márgenes para dar cuenta de un hervidero artístico
cultural -la ciudad que `no puede` descansar, la llaman los brasileños- popular
y sofisticado.
San Pablo, la capital financiera de Brasil, la urbe más
poblada de Sudamérica y una de las mayores del mundo, es también casa natal de
Toquinho, Rita Lee y María Rita, responsables y herederos de la bossa nova que
a fines de los 50 revolucionó la escena musical mundial y el contestatario
tropicalismo que volvió a dar vuelta la taba una década después.
La tierra de `bandeirantes` -suerte de corsarios sin barcos
que comercializaban indios, oro, diamantes y ganaban territorios para la Corona
portuguesa- es el San Paulo del amor de Tom Zem, músico popular nacido en 1936 en el nordeste
brasileño que creó una de las declaraciones románticas más emblemáticas hacia
esa ciudad (la canción "Sao, Sao Paulo") y visitará la Feria para
hablar de ella.
Esta es la segunda edición del programa que aspira a ser
tradición en la Feria del Libro nacida en 1975, creado para "profundizar
lazos con las culturas de distintas ciudades del mundo y mostrar al público
argentino las tendencias más novedosas del exterior", dijo a Télam
Gabriela Adamo, su directora.
"No hay punto de comparación con la presentación que
inauguró el programa el año último, cuando la ciudad de Amsterdam presentó
autores que de alguna manera venían en representación de Holanda porque aquí no
se los conocía", continuó Adamo.
"San Pablo no viene a contarnos de qué se trata Brasil,
es una cultura que conocemos bien, lo que le interesa es contarse a sí misma,
mostrarnos en primera persona y sin intermediarios su cultura",
sintetizó.
Adamo destacó "la amplitud que permite entre una
propuesta y otra, el no saber con qué van a aparecer porque para este programa
de intercambio no hay condicionantes, así es que el tema de la periferia
resultó una idea redonda, que cuaja con esa ciudad de tanta producción
callejera que combina lo muy popular con lo muy sofisticado".
Literatura, performances, grafitis, cine..., "la
heterogeneidad paulista resulta un eje muy fértil de trabajo que entrelaza
expresiones artísticas de una manera que los argentinos no estamos
acostumbrados y así llegarán creadores como Arnaldo Antunes, un gran poeta que
escribe pequeñas obras que parecen de arte gráfico y que, si lo mirás un poco
más, es un performer", describió.
Todo esto se traducirá -a instancias del Municipio de San
Pablo- en la visita de 17 colectivos culturales que presentarán a 120 artistas
en `saraos`, encuentros informales o improvisados de música y poesía, en
espacios todavía a definir por la ciudad.
Otro correlato lo protagonizará el sello local independiente
Tinta Limón que lanzará durante la Feria una antología con textos de escritores
de la periferia recogidos por Lucía Tenina; mientras que los reconocidos poetas
Antunes y Ricardo Lisias publicarán dos nuevos libros durante el encuentro.
En tanto que Renata Almeida, curadora del Festival
Internacional de Cine de San Pablo, prevé proyectar cerca de 28 películas que
se refieren a esa ciudad en espacios como el Malba o el Centro Cultural San
Martín.
En esta sección entran peculiares obras como "Sao
Paulo, a Symphonia da Metrópole", un poema cinematográfico de corte
futurista realizado en 1929 por los inmigrantes húngaros Rudolpho Lustig e
Adalberto Kemeny.
O la icónica "O beijo da mulher aranha" que Hector
Babenco estrenó en 1985 narrando la convivencia en una cárcel sudamericana de
un gay encarcelado por conducta inmoral y un preso político; o filmes
contemporáneos y urbanos como "A casa de Alice", historia de una
manicura que a los 40 años se encuentra estancada, con tres hijos y un marido,
en la periferia paulista.
A esto se sumará, entre muchas otras propuesta, la muestra
de xilografías, aguafuertes y litografías de Marcello Grassmann (1925-20013),
uno de los artistas más destacados de Brasil que, interesado en la escultura
primero se convirtió en un emblemático grabador de metal y dibujante que llegó
a Bienal de Venecia, el MoMA de Nueva York, la Biblioteca Nacional de París y
el Museo de Bellas Artes de Dallas.