Con una auspiciosa asistencia de más de 300.000 personas
culminó el Encuentro Federal de la Palabra, que durante 11 días ofreció en
Tecnópolis una intensa programación cultural en donde la inclusión fue el motor
del evento.
Más de 150 horas engalanaron la sección de narrativa y
poesía, apuntalada por la llegada de autores desde diferentes puntos del país
para meterse con la literatura regional en el café literario y la celebración
de los "viajes a la cabeza" de escritores como Juan Sasturain y
Claudia Piñeiro, dos de las actividades que capturaron la atención de los
visitantes en el corazón del predio ferial.
El punto cumbre fue con Piglia, quien brindó una clase
magistral ante un numeroso público que escuchó sobre la tensión entre ficción y
memoria o la relación entre lectura y tiempo, mientras que el chileno Antonio
Skármeta entrevistado por el brasileño Eric Nepomuceno -él también se subió al
escenario del café literario- hizo un recorrido por sus obras más
significativas.
También el recuerdo de Gelman estuvo presente en un sentido
homenaje en el que se evocaron rasgos de su poesía y a pedido del público se
leyeron textos emblemáticos de su obra; Alejandro Dolina trasmitió en vivo ante
una concurrida Nave de la Ciencia su programa "La venganza será terrible"
y la primera visita del dúo norteamericano The Yes Men a la Argentina llenó las
salas de Tecnópolis.
A 50 años de la publicación de "Rayuela", por los
pisos de Villa Martelli irumpieron versiones del juego que Julio Cortázar
describió con un alto en el Cielo y un abajo en la Tierra, a la vez que una
exposición ofreció un recorrido por su vida y obra a 100 años de su nacimiento,
con espacios de lectura, contenido audiovisual, fotografías y música al ritmo
del jazz.
También hubo muestras exquisitas como la de Héctor
Oesterheld y "El Eternauta" con manuscritos, borradores, papeles de
trabajo y primeras ediciones, otra de Roberto Arlt y sus "Siete
locos" en donde se podía espiar el mundo de esos potentes personajes, un paseo por los sentidos spinetteanos con
"Los puentes de la memoria" así como un recorrido por la historia de
la televisión y la radio.
Cientos de jóvenes dieron testimonio de las nuevas formas de
expresarse: desde arte urbano, en el que cada tarde artistas de las nuevas
camadas pintaban al aire libre graffitis, el hip hop y el break dance hacían
mover al Pabellón Cultural y los duelos verbales de raperos versus payadores, o
B-Boys versus Malamberos sacaban a la luz los múltiples modos de la palabra.

"Este tipo de actividades que se pueden definir como
una feria me resultan muy estimulantes: una feria es un lugar donde cada uno va
a dar y recibir algo, y recoge lo que necesita. En este sentido ésta fue una
feria de la palabra", dijo.
Finalmente, Sasturain concluyó: "Las ferias son lo que
la gente -y me incluyo- hace con ellas, sin que haya un perfil predeterminado.
En este caso, las actividades fueron disparadores y no propuestas a ser
consumidas. Fue una forma muy saludable de producir cultura, sobre todo a
través de la consigna de la inclusión".
Por su parte, Mempo Gardinelli, quien disertó en las
Jornadas "Compartir la Palabra" -que por dos días reunió en
Tecnópolis a educadores de todo el país- destacó a esta agencia como
"positivo el acceso que el encuentro ofreció a grupos sociales no siempre
considerados en acciones culturales cómo éstas".
"Todo lo que democratiza e incluye me parece digno de
apoyo -aseveró el chaqueño-, y además lo han hecho bien, con cuidado de no
rivalizar con la tradicional Feria del Libro, y eso es digno de elogio. Algún
día también quisiera ver una acción similar itinerante, que recorra todas las
provincias, una por una".
La cordobesa María Teresa Andruetto consideró
"fantástica la posibilidad de un encuentro en el que participan escritores
y artistas diversos de todo el país, periodistas, poetas o narradores
convocados ya no como artistas del interior sino en pie de igualdad en un
espacio que los, nos, reúne".
"Pero ante todo -se despidió- celebro que Tecnópolis,
con su enorme puesta en escena de lo que realiza nuestro país en educación,
ciencia, arte y tecnología, sea de entrada gratuita e ingreso libre".
El escritor Leonardo Oyola, autor de libros como
"Kryptonita" y "Chamamé", ponderó que "aún con el frío
de los últimos días, la gente se acercó y disfrutó de propuestas arriesgadas y
divertidas como el karaoke literario. Estoy muy contento de haber sido parte de
estos espacios de integración, donde se buscaron innnovaciones que salieron de
lo tradicional".
Como destacó Loyola, cada día el karaoke literario fue un
punto de encuentro en el que el público protagonizó en voz alta textos de
Alejandra Pizarnik, Rodolfo Walsh o Julio Cortázar, mientras en frente los
alumnos de los colegios pateaban al arco en el stand de fútbol y literatura,
que ofrecía juegos vinculados a ese deporte basados en entrañables libros de la
narrativa nacional.
Los más chicos fueron los verdaderos protagonistas del
Encuentro: cada stand ofrecía actividades lúdicas para ellos, aunque la nota la
dio el espacio de Zamba que a toda hora recibía a una multitud de niños que
armaban palabras, conjugaban verbos y jugaban con sopas de letras gigantes,
mientras otros tantos hacían fila para ser parte del espectáculo "El
asombroso musical de Zamba con San Martín".
La lluvia no fue impedimento para que la gente se acercara
al parque del Bicentenario durante el emotivo homenaje a Spinetta encabezado
por músicos de diferentes orígenes quienes enfatizaron, bastoneados por Lito
Vitale, el costado más literario y poético de la obra del ex líder de Almendra
y Pescado Rabioso.
También se destacó el Primer Festival de Stand Up que
convocó a las figuras más reconocidas del género como Malena Pichot, Dalia
Gutmann y Sebastián Wainraich; la colmada
charla de Hernán Casciari; el debate encabezado por los periodistas Cristian
Alarcón, Leila Guerriero y Patricia Nieto o el show multitudinario de Lito
Nebbia.