El monumental Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México,
donde han sido despedidas grandes figuras mexicanas como la artista Frida Kahlo
y el Nobel de Literatura Octavio Paz, acogió las cenizas del "más grande
colombiano de todos los tiempos", del que México también hizo su hijo.
Rosas y mariposas amarillas, libros como “Cien años de
soledad”, música clásica, un trompetista entonando la canción “Macondo” o
banderas de Colombia y México, las dos patrias de García Márquez, hicieron
parte del homenaje con el que seguidores del Nobel de Literatura colombiano le
dijeron adiós en la capital mexicana.
Las esperadas cenizas de García Márquez, quien murió el
pasado Jueves Santo en su casa de Ciudad de México, donde convalecía a causa de
una neumonía severa, llegaron al recinto cultural pasadas las 16:00 horas
(21:00 GMT).
La familia del escritor, compuesta por su esposa, Mercedes
Barcha, y sus hijos Rodrigo y Gonzalo, así como el presidente del Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rodrigo Tovar y de Teresa, y
la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, Cristina García Cepeda,
encabezaron la comitiva que puso las cenizas del escritor en el atrio en el que
se exhibieron.
La urna de color vinotinto en la que reposan los restos de
García Márquez, en una alfombra roja, recibió guardias de honor de parte de
otros familiares y amigos cercanos, como la escritora mexicana Angeles Mastreta
y el periodista Jacobo Zabludovsky.
Una enorme fotografía de García Márquez con la cita de su autoría
“La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y como la recuerda”,
así como flores amarillas, las favoritas del padre del realismo mágico,
hicieron parte de la decoración de recinto cultural más importante de México en
el que se despidió al autor.
La música estuvo a cargo de un cuarteto que interpretó
música clásica y fue el encargado de romper el silencio en la ceremonia solemne
que se realizó al interior del palacio, donde se vio a la esposa del laureado
escritor visiblemente afectada.
Menos sobrio fue el recibimiento que le dieron miles de
admiradores en la calle de acceso al Palacio de Bellas Artes, donde un
trompetista homenajeó a García Márquez interpretando el himno de Colombia y
melodías como “Macondo” y “El rey”.
El acceso al público para darle el último adiós al Premio
Nobel de Literatura 1982 se retrasó durante más de una hora, tiempo que no les
importó a sus admiradores, aún cuando debieron esperar bajo el intenso sol que
alumbró la tarde mexicana.
“Es un sentimiento extraño, hay alegría porque es una figura
que une los dos países y a toda Latinoamérica y tristeza porque es una pérdida
irreparable para la cultura latinoamericana”, manifestó el profesor bogotano
Luis Alexander Bermúdez, quien vive en México desde hace 12 años.
Bermúdez llegó acompañado de su hijo de seis años, quien
ondeaba una bandera de Colombia y lucía un tradicional sombrero vueltiao
colombiano.
“Hay una razón literaria y personal por la que vengo a
despedirlo, cambió mi vida completamente, su literatura fue la que me llevó a
estudiar letras prehispánicas. Es mi escritor favorito de todos los tiempos”,
dijo a dpa Akatzin Luna, una de las primeras mexicanas que hizo fila desde el
mediodía en Bellas Artes para las honras fúnebres.
En el homenaje mexicano a García Márquez no hubo distingo de
edad ni de clase, todos los mexicanos se volcaron a decir adiós a una de las
figuras más representativas de la lengua española, una tinta irreemplazable que
se llora a nivel universal.
Ya de noche, llegaron al homenaje los presidentes de México,
Enrique Peña Nieto, y de Colombia, Juan Manuel Santos, quien consideró a García
Márquez el “más grande colombiano de todos los tiempos”.
El cuerpo de García Márquez, quien vivía desde hace varias
décadas en México, fue incinerado en una ceremonia privada a petición de la
familia y de momento es un misterio el destino final que tendrán sus cenizas,
aunque el embajador de Colombia en México, José Gabriel Ortiz, afirmó que éstas
podrían repartirse entre los dos países.
García Márquez fue despedido en el Palacio de Bellas Artes
de Ciudad de México al ritmo de vallenatos y música clásica, dos de sus géneros
musicales favoritos.
El toque musical colombiano lo dio un trío vallenato, que
interpretó canciones inéditas en las que exaltó la obra del autor de “Cien años
de soledad”.