La cita fue a la tarde, bien temprano, para romper con la tradicional
siesta y sacudir el frío que hacía unos días se dejaba sentir en la capital santafesina.
Los más jóvenes llegaron en bicicletas, otros en auto o en colectivos desde
distintos puntos, también quienes llegaron de localidades cercanas. Algunos vecinos sólo tuvieron que bajar de sus edificios para
acompañar.
Lo cierto es que a setenta y cuatro años de su creación, un
nutrido grupo de personas se reunió en la esquina de avenida Alem y Tucumán una
de las esquinas del parque Alberdi, pero no para celebrar un aniversario sino para defenderlo, porque la actual gestión municipal decidió concederlo a un grupo empresario para construir trescientas cocheras. El
objetivo de la convocatoria fue hacer un abrazo simbólico para manifestar la preocupación
ciudadana por esta iniciativa que privatiza un predio público de la ciudad.
Cientos de personas reunidas en el lugar, megáfono en mano
difundieron el sentido del acto y refutaron una por una las justificaciones del
ejecutivo municipal para hacer la concesión. También se dieron lugar a expresiones espontáneas de los
presentes, entre ellos las del ecologista Jorge Capato, representante de la fundación Proteger, que con evidente signo de indignación invitó a alzar la voz
y difundirlo por las redes sociales porque "esto no ocurre en ninguna ciudad
del mundo”. El enfado también se empoderó de la
gente cuando subieron a la escalera de acceso al puerto, porque desde allí podía
observarse la realidad que el muro de chapas quiso ocultar: el parque con los árboles
cortados y los troncos esparcidos por el suelo, la pérgola y el césped destruidos,
los bancos y los juegos de los niños sacados y la figura amenazante de las
palas mecánicas estacionadas en el lugar. Adriana Falchini, víctima de las
inundaciones de 2003 e integrante del espacio cultural El Birri, dijo “…el
parque hoy es un obrador, ya no es el lugar de recreación para los sectores
populares, la ciudad tiene que ser limpiada de presencias poco atrayentes para
el turismo”.
Volviendo al llano, en la esquina del parque la reunión fue tomando forma de asamblea
y se presentaron diferentes mociones para elaborar los pasos a seguir en un plan
de lucha que permita detener el avance de la obra. El arquitecto Luis Carreras,
miembro del CEPRONAT (Centro de Protección a la Naturaleza) mencionó que
llamaba la atención el tratamiento peyorativo que los grandes medios le habían dado al tema “no
somos un pequeño grupo de ambientalistas preocupados por los árboles, es un movimiento
ciudadano que está defendiendo los espacios públicos que son de todos nosotros.”
También informó que luego de mucho buscar, consiguieron la colaboración de un
abogado que los ayude a apelar ante la justica una medida cautelar que frene el
avance de la obra.
Otro de los presentes, Saúl Perman, propició una
convocatoria para el 20 de junio con banderas y árboles para recuperar el
predio y volver a plantar. Los más jóvenes propusieron realizar un acampe hasta
que se dé marcha atrás con la privatización. Las mociones eran explicadas y
votadas por todos los presentes. También se solicitaron voluntarios para
organizar los distintos turnos que permitan presencia permanente en el predio para
bloquear la entrada de los camiones de la empresa constructora. “Parque sí, Parking
no” fue una de las consignas de los carteles que se enarbolaron. Entre los presentes, estaba el diputado provincial Leandro Busatto, los militantes del Foro Contra la Impunidad Julia Gaitán y Hugo Kofman, también el ambientalista Ricardo Mascheroni y muchos integrantes de organizaciones sociales y culturales.
El momento del abrazo fue muy emocionante, los manifestantes
rodearon el cerco perimetral y tomados de las manos se unieron formando una red
humana como símbolo de contención frente al saqueo de un patrimonio que les
pertenece. Grandes, jóvenes y niños, mujeres y hombres se entrelazaron para defender
el lugar. Todos con la convicción de que éste era el comienzo de una lucha que
tenía que sostenerse en el tiempo, ya que las autoridades responsables de estas
políticas no dieron señales de retractarse o replantear la medida.
Después del abrazo, otra vez en asamblea y luego de considerar
varias mociones se resolvió no esperar más y comenzar con el acampe esa misma
tarde. Fue así como un grupo de jóvenes, con la colaboración de la gente hicieron
la punta para permanecer adentro del
parque. Los asambleístas se comprometieron a estar presentes todos los días
acompañando a los acampantes para asistirlos con abrigos, comida y otros
elementos. Alejandro Álvarez, integrante de la Asociación Parque Federal, propuso hablar con los funcionarios y los concejales para instarlos a dar una respuesta
al tema y romper el muro de silencio que pareció haberse instalado en los
medios de comunicación. Un corral de invisibilidad mediática que se hizo evidente
porque en el lugar no hubo un solo medio local que estuviera presente, sólo el
periodista Juan Carlos Tiziani de Rosario 12, pero ninguna cámara de televisión
y ningún reportero gráfico que cubriera la manifestación.
La única “cobertura” estuvo
a cargo de un policía de civil, que a las 18:15 descendió con su cámara
fotográfica del patrullero 5129 de la seccional 3ra. de la policía provincial.
Con paso firme y en cumplimiento de órdenes precisas, se introdujo en el predio
para fotografiar a los manifestantes y reportarlo a sus jefes. Fotos que no irán
a la mesa de ninguna redacción periodística, sino a engrosar los archivos de
inteligencia local.
Daniel Dussex - eh!