Nació en 1989 y hoy es un emblema de radio comunitaria. Se
maneja mediante asambleas y colabora con organizaciones de derechos humanos. Sufrió un atentado en el ’93. Brindó un apoyo crítico a la Ley de Medios. Generó una verdadera comunicación alternativa.
La puerta, como siempre, está abierta. Adentro, la luz llega
de a pedacitos por encima de los hombros de una pareja que almuerza en
silencio. El encargado del bar recorre la barra con un trapo deshilachado y
tararea una canción que no suena. Todos van y vienen. Se besan, se charlan, se
aprietan la mano o la levantan. Se saludan con los ojos o dejan una sonrisa
como recibo. Todo sucede al paso. Con la fuerza de una palabra o la estela de
una mirada. En el aire suenan los Guns N’ Roses y se respira noviembre. Es
junio de 2014, pero bien podría ser cualquier día de 1989. Y no es casualidad.
La Tribu –FM 88.7–, emblema de la radio social, comunitaria y alternativa,
cumple 25 años, y en su casa se respiran los primeros aires festivos.
Diego Skliar –integrante del área de radio y conductor de La
mar en coche–, Flavia Médici –conductora de Charco de arena e integrante del
área de coordinación– y Sabina Mina –operadora técnica– hablan de los inicios,
de los cambios y de lo que se viene en el mismo espacio donde alguna vez se
presentó Divididos durante los primeros recitales del baterista Catriel
Ciavarella. En ese mismo lugar en el que Charly García apareció una noche para
dar un show o donde Manu Chao presentó un disco. En esa casa en la que se
realizan serenatas invertidas con el fin de reivindicar los espacios públicos o
en la que, un 30 de agosto de 1993, un ataque de bombas molotov destruyó la
entrada de Lambaré, en Villa Crespo, por estar en contra de los edictos
policiales (una discusión todavía vigente cuando se debate sobre seguridad).
“Nuestro objetivo es mantener el aire vivo. Luchamos todo el
tiempo contra eso. Somos un carbón que prende otro y que se va pasando. Tomamos
el aire. Y lo hacemos de una manera organizada. Y es que sin aire, no hay
fuego. Es nuestra convicción que se hizo slogan. El fuego que va encendiendo”,
asegura Médici.
En la actualidad, la radio está conformada en un 50 por ciento
por programas de contenido propio, un 30 de espacio independiente y un 20 de
coproducciones. “La Tribu es una casa de casas. Que H.I.J.O.S. haga un programa
acá confirma uno de los fundamentos de nuestra radio: existir en red”,
sentencia Skliar. “‘Apagá La Tribu y hacé tu radio’ siempre fue uno de nuestros
slogans –agrega– porque no nos consideramos los únicos que podemos hablar en
nombre de la comunicación alternativa y popular. Queremos que sea inspirador.
Cuando sacamos Cuerpo, el disco dedicado a Mariano Ferreyra, no pudimos
pensarlo sólo desde nosotros y por eso articulamos con su familia y con
CORREPI”.
La radio se organiza de manera asamblearia. Y una vez por
mes, los 25 integrantes se juntan para discutir líneas políticas y estrategias
de la casa. Se trata del mismo grupo que, dos años y medio atrás, tomó algunas
de las decisiones que hoy se llevan a cabo. “Hubo un cambio generacional entre
el grupo de fundadores, y una generación posterior, y aquellos que ingresamos
después. Se dio un debate en torno a cómo debía seguir este proyecto. Los que
nos quedamos tenemos una percepción más cercana a la autonomía. A pensar esta
casa como base. Que no quiere decir ausencia de articulación con el Estado ni
con sectores privados. Autonomía quiere decir seguir pensando esta casa con
lógicas propias. De poder inventarnos los modos de pensar la cultura”, dice
Skliar.
No es casual que otro de los slogans de la radio haya sido
“Cada emisor es un ataque a la concentración de medios”: La Tribu tuvo
participación en todo lo relacionado a la aplicación de la Ley de Medios.
“Aportamos mucho y se lograron cambiar puntos que el anteproyecto no expresaba.
Creemos que la ley quedó con un muy buen texto que se puede mejorar con la ley
sancionada. Estamos haciendo nuestra militancia cotidiana, y ya pasó un tiempo
prudente para manifestar mi preocupación por su sanción concreta. Necesitamos
que se entienda bien el tema de las radios comunitarias en lo que refiere a las
sin fines de lucro. La no realización de un plan técnico preocupa –dice
Skliar–. Necesitamos un papel que avale y que les dé protección a las radios
sobre su existencia”, agrega Médici. Mientras que Mina aclara el panorama: “Hoy
no está la intención política de decomisar radios, pero si el gobierno cambia,
¿qué pasa? Hoy hay cierta tranquilidad, pero luego no sabemos”.
La Tribu nació un 19 de junio de 1989 cuando un grupo de
estudiantes de Ciencias de la Comunicación, militantes del Frente Amplio
Estudiantil Santiago Pampillón, desarrolló un medio alternativo con el fin de
replicar experiencias comunitarias como las de Radio Sandino en Nicaragua y
Radio Farabundo Martí en El Salvador. Primero se llamó La Revuelta y funcionó
en Almagro, pero al poco tiempo modificó su nombre; años más tarde ocuparon una
habitación de una casona que había funcionado como hotel de inmigrantes para
transmitir diariamente. “Hay una cuestión multidisciplinaria que está desde el
origen de La Tribu. Cuando nació, tenía que ver sólo con la radio y muy
rápidamente acomodó su impronta cultural. Una casa con un espacio abierto. Y
eso sigue siendo parte del proyecto original. Seguimos siendo un espacio
gestionado por una asociación civil sin fines de lucro, y no es poco”, dice
Skliar. Y Médici completa: “Mantenemos el derecho a la comunicación como
principal ideal. Como objetivo político constante. Es una mira. Pensar una
comunicación como transformación social. Las diferentes formas del decir. Por
algo sigue siendo La Tribu. Y por eso se retoman caminos”.
La Tribu seguirá con los festejos durante todo el mes. Hoy
19 de junio se realizará una gran fiesta en Groove. Además, planean editar un
libro-disco en el que contarán parte de la historia y para el que diferentes
grupos se encuentran grabando en las distintas instalaciones de la casa.
–¿Qué representa para ustedes La Tribu?
Skliar: –Es un laboratorio de formas de relación. Probamos
formas de vida, porque no estamos de acuerdo con lo que el capitalismo impone.
Es el modo de tratar de estar juntos de manera no competitiva, sin la
dignificación absurda que da el consumo.
Mino: –Es la demostración práctica de que otro mundo es
posible.
Médici: –Es una necesidad. Es tratar de hacer todo con
rebeldía y alegría.
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Fuente: Veintitres