¿Qué pasa cuándo las políticas de facebook para cerrar cuentas son poco claras, cuando no francamente erráticas?
Las políticas de privacidad y los términos de servicio son
los nuevos laberintos donde una burocracia electrónica despliega un ciego poder
en el mundo.
Michael Letwin, después de una noche de sueños intranquilos,
se despertó para descubrir que su cuenta de Facebook había sido cancelada. Un
mensaje del sitio le aconsejaba consultar las preguntas frecuentes (FAQ) y los
términos de uso, pero no encontró ahí ninguna violación en la que hubiera
incurrido. El abogado de Brooklyn afirmó en entrevista con el New York Times:
“Mi perfil no rompía ninguna regla. No hice nada fuera de lo ordinario antes de
ser temporalmente expulsado”. No se trata de una novela kafkiana, sino de algo
que ocurre diariamente a una cantidad indeterminada de usuarios “inocentes”: el
encontrarse culpables de algo, sin saber de qué.
Facebook es la red social de 1,3 mil millones de personas:
la compañía administra tanta información que sólo puede compararse con un
pequeño Estado virtual, el cual puede negarte la visa de entrada en cualquier
momento a sus territorios. Facebook no es un derecho, sino un servicio prestado
por una compañía privada, ¿pero qué pasa cuando sus políticas para cerrar cuentas
son poco claras, cuando no francamente erráticas? Pero Facebook no ha
compartido información sobre cuántas cuentas cierra, ni por qué.
Los usuarios pueden experimentar frustración al no saber qué
hicieron “mal” (después de todo, son solamente redes sociales, no cirugías a
corazón abierto) o en qué consiste exactamente su castigo. ¿Será una
prohibición temporal o definitiva? ¿Y por qué? Al igual que Josef K en El
Procesode Kafka, muchos usuarios se encuentran de la noche a la mañana con que
han roto una regla que no conocen (probablemente porque nadie lee los términos
de servicio), y que enfrentan una sanción que no les parece apropiada.
Como un personaje de Kafka, Letwin se encontró dirigiéndose
a contestadoras automáticas, lidiando con sistemas automatizados que tenían
poder sobre su presencia en la web, y recibiendo prórrogas impersonales para la
reactivación de su cuenta
El perfil de cada uno de nosotros en Facebook es como una
pequeña “embajada” en en el mundo virtual, la cual puede ser cerrada de
improviso y sin aviso alguno, lo cual puede tener consecuencias económicas para
los usuarios –aunque las consecuencias personales tal vez sean lo que preocupen
a ciertos grupos.
RAZONES PARA CANCELAR
TU CUENTA
La página prohíbe utilizar un nombre falso, lo que ha
desatado una batalla de Facebook contra las drag queens, quienes suelen usar
sus nombres artísticos. Para Heklina, el asunto es que “no nos damos cuenta
cuán engranado está Facebook con nuestra vida diaria. Me cerraron Facebook por
24 horas y sentí como si me hubieran cortado una extremidad”.
Según el abogado Eric Goldman, “cuando Facebook decide
cerrar una cuenta, potencialmente puede alterar la vida de algunas personas. Se
les corta el acceso a sus comunidades”, o incluso a sus posibles clientes.
Pero las reglas de Facebook tienen un propósito: hay gente
dedicada 24 horas al día para cerrar páginas de abuso infantil o animal, así
como para identificar el discurso de odio racial, sexual, de género, etc., y
negar el servicio a quienes incurran en ello. Algunas restricciones son
deseables, ¿pero somos conscientes del poder que tiene Facebook sobre la vida y
relaciones de tantos millones de personas? ¿Cuándo permitimos que Facebook
pudiera decidir qué usuarios son culpables y cuáles inocentes?
Esta, por desgracia, no es una pregunta retórica: lo
permitimos cuando creamos un perfil y aceptamos las políticas de privacidad.
¿MÁS REGLAS ES IGUAL
A MAYOR LIBERTAD?
Monika Bickert, jefa de políticas globales de Facebook,
afirma que el objetivo de la red social “siempre ha sido dar con un balance
apropiado entre los intereses de la gente que quiere expresarse y los intereses
de otros que pueden no querer ver ciertos tipos de contenido.”
Las premisas legales pueden ser un buen punto de partida
para fijar estos criterios. El problema es que estos pueden tener diferentes
definiciones para, por ejemplo, “libertad de expresión”. En Turquía, Facebook
cierra tu cuenta si insultas al presidente Mustafa Kemal Atartuk, pues en ese
país se trata de un crimen (una limitante de este tipo, en México, enviaría a
miles de usuarios a la cárcel diariamente). Es el mismo caso con los usuarios
que nieguen el Holocausto en países donde hacerlo se considera un crimen.
“Era una cosa kafkiana”, admite Letwin. “No sabes si
posteaste demasiado, o si diste muchos likes. Las reglas están constantemente
cambiando”, y los usuarios podemos sentirnos culpables, de antemano, de reglas
que no son transparentes. O deberíamos decir, ¿de reglas que nos culpabilizan
de antemano?
Según un vocero de Facebook, la cuenta de Letwin fue
denunciada por usar un nombre falso (acusación falsa), y uno de los censores de
la página, al ver que Letwin administraba la página Jews for Palestinian Right
of Return, pensó que había sido denunciado por promover la violencia y el
terrorismo. El proceso de Letwin se atrasó semanas, pues no es el único en la
fila; una fila en la que, los que esperan, no saben exactamente qué esperar.
(Diario de Cultura)