Dejó de existir Raúl Carnota, gran cantante, compositor,
autor, percusionista y guitarrista del folclore argentino que dejó su huella en la música.
Su carrera se forjó desde los comienzos de los años 70´s con diferentes participaciones y formaciones como la del trío instrumental formado en 1979 junto al pianista Eduardo Spinassi y el percusionista Rodolfo Sánchez.
Su carrera se forjó desde los comienzos de los años 70´s con diferentes participaciones y formaciones como la del trío instrumental formado en 1979 junto al pianista Eduardo Spinassi y el percusionista Rodolfo Sánchez.
Reproducimos parte de una entrevista realizada a Raúl
Carnota, publicada en la revista Sudestada
Nº 102, de septiembre de 2011.
“El génesis de la carrera musical de Raúl Carnota cuenta con
un par de pequeños milagros del destino. El primero a los 14 años. Su viejo, un
contador de descendencia vasca nacido en Buenos Aires e instalado en Mar del
Plata, se fue de viaje a Foz de Iguazú, Brasil. Allí vio una fábrica de
guitarras y decidió comprarle una a su hijo. Al entrar a Argentina un
funcionario de la Aduana le advirtió: “Señor, usted no puede ingresar con este
instrumento”. El viejo de Carnota agarró la guitarra por el mango y la levantó
retrucándole: “Bueno, entonces córrase que la rompo”.
Tozudez mata burocracia, y el joven Raúl finalmente recibió
aquella guitarra brasileña con la que aprendió sus primeros acordes y animó
también los fogones de las vacaciones, cuando -escapando de la playa y sus
turistas- partía rumbo al campo de un amigo.
Un par de años más tarde, a los 19, días después de haber
rendido el examen de ingreso para Veterinaria en la UBA, Raúl se fracturó el
cráneo en un accidente de auto. Los médicos le prohibieron estudiar por tres
años. La suerte entre aquel vasco y la guitarra ya estaba echada. Casi 45 años
después, lo han definido como un hombre “de una ética rígida y una estética
flexible”. A pesar de haber nacido gringo, rubio y en Almagro, es uno de lo
máximos referentes del folklore argentino; ha tocado con Adolfo Ábalos, Armando
Tejada Gómez, Susana Rinaldi y los Huanca Hua, y sus composiciones fueron
interpretadas por cantantes que van de Mercedes Sosa a Liliana Herrero, Juan
Quintero o Luna Monti.
Nos damos cita en un bar frente al Parque Lezama donde
Carnota, sin agendas ni horarios, apuros o exigencias propias del moderno mundo
del espectáculo, mezcla charlas y café como cualquier vecino del barrio. De
hecho vive a dos cuadras.
Pide medialunas, invita un par de cafés, hace preguntas, se
incomoda con las que van para su lado, a veces cargadas con algún elogio; pero
pronto se distiende y nos cuenta de sus viajes, sus cursos de chacarera en
Francia o Rosario, la grabación de un disco con una amiga colombiana en
Barcelona y de lo que disfruta de tocar con otros, de la priratería y la
postura “indignada” de las grandes compañías o de la vez que el presidente
Kirchner lo llamó a la Casa Rosada.
Siendo tan urbano, ¿cómo hiciste para absorber la esencia del folklore?
- Cuando yo era muy chiquito, en la radio no daban más que
tango y folklore. No había otra cosa y, bueno, resultó muy familiar. Después
aparecieron los Beatles. Tengo una parte rockera que es lógica: nací y me crié
en la ciudad. Cuando trabajé de músico, toqué con gente de todo el país, y con
cada uno aprendí algo. Y cuando me tocó hacer lo mío, yo pensé que donde más
cómodo me sentía para inventar era en esa música. Porque en el rock tenía
ciertos tótems, como Frank Zappa o Eric Clapton.
Por eso te adelantaste en meter guitarra eléctrica y teclados en el
folklore...
- Al principio me costó. Pero yo soy de descendencia vasca.
Tengo una cabeza a prueba de balas. Cuando estoy convencido de algo, no me
importa nada. Al principio no nos aceptaban. Éramos rubios, porteños, no daba
el perfil. Pero a esta altura, después de 30 años de seguir un camino, me hice
como un lugarcito. Tenés que tener una gran mística cuando hacés lo que vos
querés. Es tremendo. En cambio si vos decís: “quiero grabar, cualquier cosa”;
te dicen: “ya está, vení, pasá”. Y así hay un montón de pibes que escuchan lo
que les dicen porque no traen nada en la cabeza, solamente quieren ser famosos,
subirse a un escenario a brillar, el glamour...
Entrevistaron: Tomás
Astelarra y Nadia Fink