Alba Fajardo, periodista y comunicadora de la Universidad Externado (Colombia), analiza el origen del término brecha
digital, sobre los actores sociales envueltos en la discusión.
Por Alba Fajardo*
Los países de América latina deberán invertir alrededor de
335.825 millones de dólares, cada año y hasta el 2020, para superar la brecha
digital respecto de Europa. A esa conclusión arribó la Asociación
Iberoamericana de Centros de Investigación y Empresas de Telecomunicaciones
(Achiet) a partir de un estudio difundido el año anterior y que dio lugar a la
firma de 15 acuerdos entre representantes de gobiernos, autoridades
reguladoras, empresas de telecomunicaciones, organismos internacionales y
expertos con ocasión del Primer Congreso Regional de Telecomunicaciones
celebrado en Panamá. En mayo de este año, Argentina fue sede de una de las
reuniones sobre gobernanza en Internet, en el marco del encuentro NetMundial
que trató el mismo tema y fue celebrado en Brasil. País este que, según
Diariogol de España, invirtió veinte veces más en telecomunicaciones en el
Mundial de Fútbol, que lo invertido en España en 1982, cuando fue anfitrión del
mismo evento. ¿Qué tiene esto en común?
Lo anterior muestra de alguna forma la “disposición” y la
“tarea” que “asumen” los países de invertir en telecomunicaciones, por
intereses propios y disímiles, pero casi siempre enmarcados en el discurso de
superar la brecha digital, de ser inclusivos y de aumentar el desarrollo.
Discurso que está en la génesis del término. Si bien ya se había socializado
antes, el concepto de brecha digital se formalizó en la Cumbre Mundial sobre la
Sociedad de la Información, celebrada en dos etapas y lugares: Ginebra (2003) y
en Túnez (2005). En la declaración de principios aprobada entonces, además de
aceptar la desigualdad existente entre países y sociedades respecto de la
revolución de las tecnologías de la información, se selló el compromiso de
convertir “la brecha digital en una oportunidad digital”.
Antes de este evento, muchos países ya habían iniciado
esfuerzos para alcanzar las condiciones de la Sociedad de la Información en
cuya base está el desarrollo tecnológico. En julio del 2000 algunos gobiernos
de Latinoamérica firmaron la Declaración de Florianópolis asumiendo compromisos
en ese sentido. De ahí en adelante los países iniciaron una suerte de “carrera”
por alcanzar los estándares necesarios a fin de superar la brecha digital. Una
brecha que además acapara todo un mundo, ya que cuando hablamos de
telecomunicaciones y de lo digital nos referimos a la telefonía y banda ancha,
tanto fija como móvil, al espectro electromagnético, la televisión digital, los
medios de comunicación y todas las estructuras necesarias para que esto
funcione; antenas, redes, satélites, entre otros. Pero también a la Sociedad de
la Información, a la llamada Gobernanza en Internet, Ciudades y Agendas
Digitales. En conclusión: no se trata sólo de una discusión técnica y
comercial, dada entre las empresas de telecomunicaciones y los Estados. También
es un debate donde la sociedad civil debe estar presente. Si así no fuera ¿para
qué la connotación de “sociedad” y “gobernanza” en todo este asunto?
A propósito de esto, el investigador argentino Guillermo
Mastrini, docente de la Universidad Nacional de Quilmes, al hablar en una de
las versiones de la Cátedra Unesco de Comunicación, llevada a cabo en la
Pontificia Universidad Javeriana de Colombia, citó a los autores Jan van
Cuilenburg y Denis McQuail, para señalar que “en realidad hay tres actores
(...) está el sector privado; las empresas, el Estado y la sociedad civil,
claro ¿qué ven (los autores) rápidamente? Dicen: de estos actores que serían
los potencialmente interesados en la política de comunicación, a la mesa de
discusiones, históricamente solo se han sentado dos. Hay un actor que se ha
quedado afuera de la discusión: la sociedad civil”. En este caso se está
hablando directamente del vínculo de la ciudadanía con el Estado y las
empresas, a través de las políticas públicas de comunicación.
¿Y por qué es importante que la sociedad civil participe en
la discusión sobre las telecomunicaciones, las tecnologías y los medios, como
pilares necesarios para superar la brecha digital? Precisamente porque son los
actores de la sociedad civil quienes pueden llegar a discutir intereses,
miradas y opciones distintas a las del interés privado o estatal. Es la
sociedad civil quien puede vigilar y preguntar sobre los beneficios reales del
desarrollo tecnológico, la que puede repensar las propuestas para que las
medidas planteadas para superar dicha brecha vayan acorde con las realidades y
necesidades sociales. ¿De qué sirve que los gobiernos repartan computadoras y
tabletas, que las empresas expandan su estructura, incluso que se hagan nuevas
leyes y políticas públicas si la sociedad civil no es partícipe en todo este
proceso?
* Comunicadora social y
periodista, Univ. Externado de Colombia.
(Página 12)