Una vez más, el mandatario de Uruguay generó la admiración
tras un discurso en un foro internacional, fue durante la cumbre de presidentes
de UNASUR. Les habló a los jóvenes y los instó a comprometerse con una idea.
Tras recibir la presidencia pro-témpore del bloque regional,
el mandatario se dirigió a un público compuesto por presidentes y jerarquías de
todas las naciones de UNASUR.
Mujica recibió reiterados aplausos durante su discurso y al
final de la oratoria fue ovacionado de pie por todos los presentes. A tal punto
que el maestro de ceremonia, luego del extenso aplauso, dijo: “No hay pausas.
Que no haya pausas para el aplauso merecido para el Pepe Mujica, como ha sido
su discurso, palabras sin pausas”.
Al inicio de su exposición, el mandatario aconsejó a los más
jóvenes a quienes recomendó luchar por darle contenido a la vida.
Expresó que cada cual puede ser el autor del camino de su
propia vida. “Puedes darle un contenido o enajenarla y que te la compre el
mercado, entonces te pasas toda la vida comprando cacharros y pagando tarjetas
y después estás como un viejo como yo, lleno de reumatismo”.
“¿Pero qué hiciste en este mundo? Si tuviste un sueño y
peleaste por una esperanza e intentaste transmitírsela a quienes te rodean, tal
vez quede un pequeño aliento un pálido recuerdo que vale más que un monumento.
La esperanza humana que se va realizando en las nuevas generaciones”, dijo.
En tal sentido, agregó que nada vale más que la vida.
“Luchen por la felicidad la cual es darle contenido y rumbo a la vida y no
dejar que te la roben. Para eso no hay receta, sino que todo está en la
conciencia”.
Mujica dio un segundo consejo a los jóvenes: “Lo imposible
cuesta un poco más, y derrotados son solo aquellos quienes bajan los brazos y
se entregan”.
La vida te puede dar “mil tropezones” en todos los órdenes,
en el amor, trabajo, en los sueños, pero una y mil veces estás hecho con
fuerzas para volverte a levantar y volver a empezar, porque lo importante es el
camino.
“No hay una meta, no hay un arco de triunfo, no hay un
paraíso, ni odaliscas que te van a recibir porque moriste en la guerra. La
quedaste y punto. Lo que hay es otra cosa, es la hermosura de vivir al tope. De
querer la vida en cualquier circunstancia, luchar por ella y tratar de transmitirla, porque la vida no
solo es recibir, sino antes que nada dar algo de lo que tenemos por más jodidos
que estemos, porque siempre hay algo para darle a los demás”, manifestó Mujica
lo que generó un cerrado aplauso.
Por otro lado, recordó que a Uruguay, en la década del 40 lo
llamaban la Suiza de América. “Habíamos sido hijos privilegiados del imperio
inglés y nos fue bastante bien, como a la República Argentina que estaba
orgullosa entre los poderosos del mundo. El río de la Plata era distinto al
resto de América Latina, parecíamos medio europeos y hasta lo creímos”.
“Pero eso fue un espejismo, paso. El mundo se reacomodó
después de la guerra y vinieron los términos de intercambio y empezamos a
deberle al FMI. Esa fue mi juventud”, recordó el mandatario.
Agregó que “algo que era muy alto y hermoso se desmoronaba,
y no hay cosa más ‘retobada’ que aquel que estando bien se viene abajo”.
“Por eso pertenezco a un movimiento que se golpeó la boca y
salió a intentar cambiar el mundo, pero nos molieron a palos”, lamentó.
También aseguró que acariciaron los sueños, en tiempos en
los cuales pensaban que la dictadura del proletariado era una “explicación
importante de la lucha de clases”.
“Aquel viejo fuego que llevábamos adentro era tan grande que
nos permitió llegar hasta hoy siendo conscientes de los errores que cometimos,
pero también de la gigantesca generosidad con la que abrazamos la vida”,
señaló.
Aseguró que no reniega de su pasado y de los “errores”,
porque la vida es un continuo aprendizaje y está llena de caminos muertos y
pisotones, “pero las viejas causas que nos empujaron están presentes en el
mundo que nos toca vivir, porque nunca se ha visto tanta concentración de la
riqueza y tanta desigualdad en un mundo que tiene tantos recursos y posibilidades”.
“Tengo la confianza de que el hombre es capaz de construir
sociedades mejores, si tiene el coraje de mirar el rumbo de las sociedades más
antiguas que están en el fondo de la historia de la humanidad, no para volver
al hombre de las cavernas, sino para aprender la generosidad que implica la
defensa de la vida para entender lo más simple porque para ser felices
necesitamos la vida de los otros”, indicó.
En tal sentido, remarcó que los individuos solos, somos
nada. “Dependemos de la sociedad y la marcha de la sociedad es lo que nos
permite mejorar nuestras vidas”.
Mujica reafirmó que a las causas colectivas hay que
“levantarlas” y en este momento eso tiene un nombre: “La lucha por acercarnos
en América Latina, integrarnos, por recrear una cultura que respete la
diversidad pero exprese el ‘nosotros’ profundo y oculto que viene de la
conformación de nuestra propia historia”.
EL RESERVORIO DE LOS
MEJOR DE LA CIVILIZACIÓN
Dijo a los jóvenes que si quieren vivir felices, tienen que
levantar una idea en la que creer. “Vivan para servir a esa idea y no se dejen esclavizar por el mercado. El
mundo que tengamos será el que seamos capaces de lograr”.
“Los latinoamericanos tenemos que ser un reservorio de lo
mejor de la civilización humana, un continente de paz, sin odio ni venganza, de
justicia, solidaridad donde es hermoso nacer”, remarcó.
También pidió a todos los presentes: “Denle contenido a la
existencia, porque si no lo hacen en forma consciente, entonces el contenido
será la cuota que tienen que pagar cada fin de mes por el nuevo cacharro que
tienen que comprar”.
Mujica dijo que hay otras cosas además de la juventud: “La
irreverencia de mirarse en el espejo y comprometerse con la realidad, para eso
se puede ser joven o viejo”.
Pidió no dividir el mundo en mujeres, hombres; negros o
amarillos, sino en dos sectores: “Los que se comprometen y los que no se
comprometen. Comprometerse es abrazarse a una causa”.
“Sé que me estoy acercando al tiempo de ‘una para salir’, y
todavía no he podido creer en el más allá, pero respeto tanto a todas las
religiones porque he visto en una sala de hospital el enorme servicio que le
prestan al bien morir”, reconoció.