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El colaborador íntimo de Nisman imputado |
El delito tiene una pena de uno a seis años de prisión. Pero
la fiscal señaló en un comunicado que “se están evaluando las pruebas
recolectadas y los testimonios para saber hasta dónde podría.
El técnico informático Diego Lagomarsino fue imputado ayer
por la fiscal Viviana Fein por el delito de facilitar un arma a una persona sin
la credencial de legítimo usuario. Se trata de un delito que tiene una pena de
uno a seis años de prisión. Sin embargo, Fein señaló en un comunicado emitido
al mediodía que “se están evaluando las pruebas recolectadas y los testimonios
para saber hasta dónde podría extenderse la imputación”. Esta frase parece
orientarse a la instigación de un suicidio, pero, como es obvio, la fiscal
esperará a definir si Alberto Nisman se suicidó o si fue asesinado. Por ahora,
afirma que “no hubo terceras personas en la muerte del fiscal”, pero está
esperando dos estudios clave de la autopsia y el análisis de celulares,
computadoras y cámaras de seguridad.
Lagomarsino declaró menos de 24 horas después de que se
encontrara a Nisman en el baño de su departamento. En esa oportunidad relató
que el fiscal le pidió el arma prestada aduciendo preocupación por su
seguridad. A esta altura está probado que esa pistola calibre 22 fue la que le
produjo la muerte.
El primer paso de Fein es la imputación por ese préstamo
ilícito, porque no se le puede dar un arma a una persona que no tiene la
credencial. El artículo 189 bis del Código Penal dice que “será reprimido con
prisión de un año a seis años el que entregare un arma de fuego por cualquier
título a quien no acreditare su condición de legítimo usuario”. El delito
encaja con lo que hizo Lagomarsino: le entregó la pistola a una persona que no
tenía condición de legítimo usuario.
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El arma calibre 22, modelo Bersa |
Fein todavía no puede definir el fondo del caso. Por lo que
ella misma dice, del expediente surge –hasta ahora– que Nisman efectuó el
disparo, básicamente por la distancia de menos de un centímetro, porque no hay
heridas de defensa y porque no se ven rastros de una pelea en el baño. Pero en
la definición jugarán elementos científicos que aún están en marcha:
El análisis toxicológico. Es lo que determina si Nisman
consumió o le hicieron consumir algo que lo haya dejado sin sentido. Es que en
la hipótesis de la existencia de un asesino, un disparo a un centímetro, sin
rasgos de lucha, sólo es posible si hubiera estado inconsciente.
El estudio histopatológico, que supone una mirada
microscópica sobre una serie de órganos y sobre el mismo orificio que produjo
el proyectil. Es lo que confirma la distancia y el ángulo de disparo.
El análisis de los celulares. Puede haber comunicaciones o
mensajes de texto que indiquen que fue presionado o, por el contrario, que tomó
una decisión trágica.
El análisis de computadoras. Por la misma razón, textos o
comunicaciones que puedan aportar datos sobre el final del fiscal.
Las cámaras de seguridad. Supuestamente mostrarán si entró o
no alguien sospechoso en el edificio y si se verifica el relato de los
custodios.
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Diego Lagomarsino, colaborador de Nisman |
El grave problema de una acusación de esa naturaleza es que
es muy difícil de probar, al punto que los memoriosos afirman que nunca en la
historia judicial argentina hubo un condenado por instigación al suicidio. Es
que requiere una amenaza por escrito, por mail, mensaje de texto, o una amenaza
hecha delante de otras personas. Nada de eso es habitual y aun así el delito es
de comprobación compleja.
Por ahora, Lagomarsino es un técnico informático que hacía
trabajos para Nisman, no concurría a la fiscalía y cobraba una cifra
desusadamente alta. O sea que su trabajo encierra un misterio, porque en las
fiscalías no se les pagan 40 mil pesos a informáticos que hacen el trabajo que
él dice que hizo. La fiscal Fein no sólo investiga qué hacía en realidad
Lagomarsino, sino que está observando otros contratos existentes en la Unidad
Especial AMIA. Es seguro que ahora entrará en su investigación el dato que dio
a conocer anoche la Presidenta: que el informático sacó pasaporte el 14 de
enero, o sea justito después de que se presentara la denuncia de Nisman.