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Portal del diario The Guardian, donde habló Lagomarsino |
Todos sabemos que quienes mejor preparados están para resolver problemas informáticos, son aquellos que se formaron como ingenieros en la Universidad, y superan con creces a quienes sólo poseen una formación técnica. Por ese motivo llama la atención que Lagomarsino percibiera tanto (40 mil pesos mensuales) si es que su función se reducía a la de asistir las computadoras del fiscal.
Es más, salieron publicadas declaraciones suyas en una
entrevista concedida recientemente al periódico inglés The Guardian, en donde
detalla que "Iba una vez a la semana o una vez al mes o cuando él (Nisman)
me llamara", lo que hace más inverosímil la retribución por su actividad laboral.

LAS DECLARACIONES A
LA PRENSA BRITÁNICA
El empleado del fiscal fallecido, imputado por haberle
prestado el arma, y quien no quiso responder preguntas de periodistas
argentinos, le dio una entrevista a un importante medio inglés y dijo que nunca
pensó que Nisman fuera un suicida pero que tenía un humor cambiante.
“Decidí no mirar TV,
leer diarios o entrar a Internet. Es una forma de preservarme. Me siento mal,
me siento sobrepasado", dijo Diego Lagomarsino en una entrevista brindada
al diario inglés The Guardian.
Allí, el imputado por prestar su Bersa calibre 22 al fiscal
Alberto Nisman dijo también que, “capaz debería haberme negado a prestarle el
arma. No sé con qué palabra expresar lo que siento. No sé si es culpa o una
sensación de responsabilidad moral".
El colaborador del fiscal dijo que debió seguir el funeral
de su ex jefe por los medios. "Tuve que ver el funeral por televisión.
Miré al cielo y dije ´Siento no poder estar ahí´. Quiero que se sepa la verdad.
Espero que él descanse en paz".
Con tono vulnerable pero sin ampliar lo ya declarado, con
más hincapié sobre su sentir personal que sobre las contradicciones o
informaciones que surgen de sus dichos, Lagormasino prosiguió con la
entrevista.
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Diego Lagomarsino en la conferencia de prensa |
Además, deslizó que nunca pensó que Nisman fuera un suicida
pero que tenía un humor cambiante.
"Él estaba tranquilo o enojado. Por ejemplo, cuando estaba
arreglando algo en su casa, algunas veces se ponía furioso y después llamaba
para disculparse".
"Él no le tenía miedo a los terroristas. Le tenía miedo
a fanáticos que pudieran atacar su auto con palos mientras manejaba con su
hijas", concluyó Lagomarsino.