Según un informe del Observatorio de la Discriminación en
Radio y TV, el 37 por ciento de las quejas del público
son contra situaciones que estereotipan a la mujer o fomentan los abusos, el
segundo lugar por la condición social.
Por Sonia Santoro
El 37,1 por ciento de quienes decidieron presentar su queja en el Observatorio de la Discriminación en Radio y Televisión de la Nación lo hicieron para pedir que el Estado intervenga en algún tipo de violencia hacia las mujeres: conductores que maltratan, publicidades que fomentan los abusos, piropos que son acosos. La noticia no sorprende si se consumen medios con cierta mirada crítica. Lo auspicioso es que hay más gente no especializada que reclama y hay una mayor sofisticación de estos reclamos: “Se repara en aspectos más sutiles, son más fundamentados, prácticamente no llegan reclamos basados en una mera catarsis, sino que son más propositivos”, explica Alicia Ramos, directora de Investigación y Producción de la Afsca.
La información se desprende del
informe que el observatorio –formado por la Autoridad Federal de Servicios de
Comunicación Audiovisual (Afsca), con el asesoramiento del Instituto contra la
Xenofobia y el Racismo (Inadi) y el Consejo Nacional de las Mujeres (CNM)–
realizó sobre la base de los reclamos recibidos durante el primer semestre de
2014.
Los mensajes recibidos fueron
organizados en los ejes: violencia contra las mujeres, diversidad sexual,
salud, migración, nacionalidad, etnia, discapacidad, condición social, edad,
religión y aspecto físico. El 85,4 por ciento de estos mensajes corresponden a
contenidos emitidos por televisión y el 14,6 a radio. Y mientras las quejas
sobre la tevé provinieron en su mayoría de la ciudad y la provincia de Buenos
Aires, las críticas a contenidos radiales fueron mayores en las provincias en
relación con frecuencias locales.
La “violencia contra las mujeres”
fue protagonista en los reclamos, con un 37,1 por ciento; seguida por la
categoría definida como “condición social”; con un 21,3 por ciento; luego por
“niñas/os y adolescentes”, con un 17,9 por ciento; “xenofobia”, 4,2;
“discapacidad”, 2,9; y “orientación sexual”, 2,9. Luego, se ubican las demás
categorías con menos de 2 puntos.
DESGLOSANDO LA VIOLENCIA
“La violencia mediática puede
abarcar desde el mal tratamiento de un caso de violencia extremo como un
femicidio, hasta situaciones de violencia simbólica como una estigmatización o
una cosificación realizada por los/as comunicadores/as que reproducen y
refuerzan la violencia y las formas de discriminación hacia las mujeres”,
explica el informe. Luego se identifican distintas expresiones de la violencia
en los medios. “Abundan los reclamos por tratar a las mujeres como objetos
sexuales tanto en los programas como en las publicidades (23,9 por ciento) o
donde las mismas son estereotipadas en roles fijos que no admiten cambios como
los que las ubican como sumisas amas de casa o mujeres despechadas y/o
histéricas (22,7 por ciento). En esta ocasión, un dato que merece la pena ser
destacado es la considerable cantidad de reclamos que advirtieron sobre la
naturalización y hasta justificación con la que en algunos programas se exhibe
el acoso y/o el abuso de índole sexual (18,9 por ciento).” Como ejemplo, el
informe cita que recibieron muchísimos mensajes tras las declaraciones hechas
por Mauricio Macri en marzo pasado sobre los piropos y el rebote –en opiniones,
coberturas, comentarios– que tuvieron esas expresiones en numerosos medios.
También se cuestionaron algunas
coberturas sobre femicidios (2,2 por ciento) y se destaca la cantidad de
reclamos sobre violencia mediática ejercida sobre mujeres (32,3 por ciento).
“Esto pudo observarse con claridad en el repudio al maltrato que ejercen
algunos famosos conductores televisivos y radiales sobre compañeras, colegas u
otras mujeres del medio. A modo de ejemplo, podemos hacer referencia a la
situación que tuvo como protagonista a un conductor de programas de
espectáculos y a una modelo y ex integrante del programa Gran hermano”, dice el
informe.
EL ESTIGMA DE MANEJAR MOTO
En segundo lugar se denunció
discriminación por condición social (21,3 por ciento), tendencia que viene
aumentando. Ramos explica que recibieron quejas por la
estigmatización/criminalización de ciertos trabajos ejercidos en su mayoría por
jóvenes varones de las clases populares: “Muchos motoqueros –y alguna
motoquera– se comunicaron con el espacio para reclamar por el extendido uso del
término ‘motochorro’ ya que su uso en los medios deriva en una presunción de
peligrosidad para todo joven que maneje una moto”. “De hecho, se da una
naturalización del término y la verdad es que en las capacitaciones (ver
aparte) encontramos resistencia en abandonar el uso de ese concepto, así como
otras veces reparamos al hablar de las personas que se dedican a cuidar coches
o a recolectar cartón. No obstante, así como estamos comenzando a aceptar que
el lenguaje no debe ser sexista, entiendo que de a poco se desnaturalizará el
uso de estas denominaciones que parecen cómodas, pero que según cómo sean
utilizadas pueden ser estigmatizantes”, agrega.
¿LOLAS PARA NIÑAS?
La categoría “niñas, niños y
adolescentes” obtuvo el tercer lugar, con el 17,9 por ciento. La mayoría de
estos reclamos fueron sobre una publicidad de bolsas de residuos en la que una
niña le pide a su padre que le pague una operación de cirugía estética para
aumentar el tamaño de sus pechos. A raíz de la cantidad de reclamos, en abril
el observatorio había hecho un informe puntual sobre esta publicidad y se
reunió con la compañía Azurín y la agencia responsable FKW, luego de lo cual la
empresa sacó del aire el spot (ver aparte).
Un 4,2 por ciento de las quejas
fueron sobre “xenofobia”, la mayoría por un comercial que con la excusa del
Mundial de Fútbol ridiculizaba pautas culturales iraníes y por algunos
programas periodísticos que asociaban algunas nacionalidades con delitos como
el narcotráfico.
La discapacidad, así como la
orientación sexual e identidad de género, que otros años generaron mayor
cantidad de reclamos, esta vez se igualaron con 2,9 por ciento cada una.
En este sentido, el informe
señala que la sanción de leyes sobre identidad sexual y matrimonio igualitario
permitió reducir la discriminación en los medios sobre este temática. “Ambas
leyes generaron un debate muy interesante en toda la sociedad, como síntesis de
ese debate quedó muy claro para una amplia mayoría que tanto la identidad de
género, como la elección de casarse con alguien del mismo sexo son libertades
individuales. Lo que otrora era causal de burlas, o menosprecio por parte de
algunos/as comunicadores/as, ahora son derechos indiscutibles”, explica Ramos,
sin negar sin embargo “que sigue habiendo ciertas resistencias a pesar de que
dichos discursos envejecieron”.
Como balance, el observatorio
rescata una mayor concientización de la población en relación con los derechos
a proteger también por los medios de comunicación. E invita a las audiencias a
enviar sus quejas al organismo: vía mail a:
observatorio@afsca.gob.ar y a
0800@inadi.gob.ar, a través de la página web www.obserdiscriminacion.gob.ar o
al 0800-999-2345.