El Colectivo de Varones
Antipatriarcales de La Plata dialogó sobre algunas de las prácticas que
reproducen la lógica machista. La organización, que ya cuenta con varias
réplicas en ciudades de todo el país.
Por Rocío Cereijo
El Colectivo de Varones
Antipatriarcales de La Plata surgió en 2008 como espacio de crítica de las
propias masculinidades y de un sistema de distribución entre géneros desigual.
La organización, que ya cuenta con varias réplicas en ciudades de todo el país,
lucha contra las distintas formas de violencia, discriminación y opresión de la
sociedad patriarcal.
En esta entrevista y en el marco de la realización de la movilización argentina más grande
contra la violencia de género, el colectivo reflexionó acerca de algunos ejes
que reproducen este tipo de violencia.
¿En qué contexto surge el
Colectivo de Varones Antipatriarcales?
Colectivo de Varones
Antipatriarcales de La Plata: El germen que dio inicio al espacio fue el grupo
Varones por la Equidad (VxE); un espacio que se reunía poco y que tenía una
comunicación más virtual que física. Dejó de funcionar, ya que había muchas
ganas de poner el cuerpo en las luchas que se nos presentaban. Así, entre la
ciudad de La Plata y Buenos Aires se empiezan a estrechar lazos con gente con
ciertos cuestionamientos a un sistema que no encontraba contención ni un
espacio propio a sus dudas.
En 2009, en la ciudad de La Plata
y, más precisamente en nuestra casa, que es el Centro Cultural, Social y
Político Olga Vázquez, es que surge el Colectivo de Varones Antipatriarcales.
Allí nacimos de la mano de espacios como el de mujeres del Frente Popular Darío
Santillán (FPDS-CN), con quienes desde el comienzo hemos coordinado no sólo
acciones callejeras, sino también propuestas de trabajo sobre la
despatriarcalización, y donde nos hemos apoyado mutuamente en la formación
antipatriarcal y feminista.
En ese contexto donde se iniciaba
el Colectivo, participamos de lucha por el esclarecimiento del femicidio de
Sandra Ayala Gamboa, joven mujer peruana, asesinada y violada en un edificio
del estado provincial (ARBA) en febrero del año 2007. Cuando el Colectivo
comenzaba, se decidió agruparnos por afinidad de intereses y objetivos, donde
los afectos y el buen humor nos unieran. Teniendo como objetivo lograr cambios,
trabajando con varones y empezando por nosotros mismos, desarrollamos un
espacio de confianza y compañerismo dónde nuestra energía fue volcada a la
lucha antipatriarcal con criterios de organización y construcción colectiva,
sabiendo que el cambio social se construye acá y ahora.
¿Cuáles son los principales
objetivos del Colectivo?
Desde un comienzo, los
ejes a trabajar por el espacio apuntaban a crear un espacio que realizara
críticas de las propias masculinidades y de un sistema desigual que generaba
múltiples formas de violencia, discriminación y opresión. Así, construir con
una vocación profundamente anti-jerárquica. El Patriarcado y todo sistema de
dominación, produce y reproduce desigualdades como mecanismo de fragmentación y
estratificación vertical. Las identidades masculinas hegemónicas son
construidas con este mismo patrón, siendo la voluntad de poder y dominio lo que
nos caracteriza como varones.
La idea de apostar a una
construcción prefigurativa, a través de las relaciones de cooperación,
solidaridad, afecto y confianza. Aprendemos a ser varones imitando, por lo
cual, construir referencias que disparen nuevos sentidos acerca del “ser varón”
y construyan imaginarios simbólicos instituyentes se vuelve una tarea
fundamental como varones antipatriarcales. Otro eje del espacio es la
participación en la Campaña Nacional por el Aborto, espacio que hemos sabido
participar, con un compromiso cada vez mayor, al punto de ser parte central en
nuestras actividades.
Consideramos que esta
participación y el debate sobre la despenalización del aborto puede ser
estratégico para los varones, si logramos ver en el mismo una punta desde donde
reflexionar críticamente sobre nuestro rol en la sociedad (patriarcal).
También, nos encontramos trabajando desde el primer año con talleres dedicado a
varones que tienen ganas de cuestionarse y cuestionarnos ciertos privilegios,
diferentes actitudes que tomamos ante personas o situaciones.
¿Qué opinan de la
heterogeneidad, en términos de asistencia y apoyo, que adquirió la marcha
#Niunamenos?
Lo del miércoles, en
cuanto a lucha feminista, no creo que tenga, al menos en la Argentina algún
precedente. El alcance del #NiUnaMenos en cuanto a masividad y convocatoria fue
indudable. El problema es que esa masividad trajo a mucho violento con muchísimas
ganas de expiar culpas, donde poner un hashtag o sacarse una foto y ponerla de
perfil por unos días lo iba a volver una nueva persona, un nuevo hombre. Así,
como lo contó un compañero
antipatriarcal en una nota adhirieron “no solo un montón de machos ignotos,
sino también muchos de los que nos criaron varones, de los que nos quieren
machos, de los que nos muestran los cuerpos de las mujeres como mercancía, de
los que pusieron a la mujer como adorno, de los que negaron el derecho a
decidir de las mujeres y ningunearon desde siempre las luchas por la igualdad”.
Da mucha bronca, impotencia y
tristeza que mucho violento se cuelgue un #niunamenos de su pecho y salga, sin
ponerse siquiera reflexionar sobre su accionar; hablamos de políticos,
conductores de televisión, deportistas, personalidades famosas y hasta
instituciones. El femicidio, así como la violación, el abuso, el acoso y otras
maneras, es la porción más visible y violenta que se encuentra dentro del
sistema y que se reproduce en todos los ámbitos y en todas las edades, en todas
las clases sociales. Sólo basta prender la televisión y ver cómo vende el
asesinato de una piba en cualquier rincón del país y ver con cuánto detalle y
escarmiento tuvieron los asesinos en este caso; buscar atenuantes en su ropa,
en sus relaciones, su manera de vivir, comer, nadar, respirar y lo que sea,
como si cualquier cosa fuera un atenuante y, a veces, justificantes para que un
varón pueda decidir por sobre la vida de cualquier mujer. Eso es violencia y se
da en los medios de comunicación a cualquier hora y todos los días.
Lo que cambió fue la atención
social y mediática que los mismos despertaron y esto en gran parte es gracias a
la lucha incansable de muchísimas mujeres por vivir en una sociedad más justa e
igualitaria, y esa atención mediática hizo que a esta jornada se acercara un
montón de gente que de otra manera vería a esos crímenes como un titular más.
Así los medios de comunicación y las redes sociales tuvieron y mostraron dos
caras, muy peligrosas en algún punto pero con muchísimo peso.
¿Están de acuerdo con la Ley
Nº 26.485 de Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra las mujeres? ¿Creen que habría que modificar algún punto? ¿Qué
lugar ocupa la violencia mediática en estos casos?
Vale la aclaración de que
los compañeros tenemos posturas propias y no colectivas, aunque nos encontramos
en algunos puntos. La ley en sí, se sabe que está muy bien. En dos puntos
principales que marcan el terreno como son el concepto de violencia, así como
el papel que la justicia debe ejercer. Lo difícil de esta ley, como la de
tantas otras, como los abortos no punibles, es el del claro ejercicio y del rol
fundamental que los Estados (nacional, provincial y municipal) ejercen frente a
esto; así como las instituciones. Vale recordar el caso del intendente (de La
Plata) Pablo Bruera con el refugio para mujeres en situación de violencia,
donde inclusive su directora ejercía violencia a víctimas.
Lo que se pide y exige es que el
Estado garantice que esas políticas lleguen en un contexto como el actual y no
hacer la vista al costado; con instituciones creadas con el fin de proteger,
cuidar, brindar apoyo psicológico y jurídico, que en la teoría tenían las
mejores intenciones, pero que en la práctica distan mucho de ser una
herramienta para las mujeres e identidades disidentes en situación de violencia
machista. Eso sin siquiera contar la escasa ayuda que suele venir de la
policía, que suele amparar a los violentos, inclusive siendo esa institución un
gran proveedor de violentos, acosadores, abusadores, violadores, asesinos. Otro
punto que siempre se presenta como conflictivo es la jurisdicción y que el
pleno desarrollo de la Ley siempre dependa de lo que cada provincia haga con
ella, en adherir o no, y si adhiere, en cada municipio también lo haga. Siempre
estas adhesiones con el trasfondo de la bandera política que mande en cada
espacio.
Uno de sus principales ejes
de lucha es el de la legalización del aborto: ¿Qué tan lejos creen que está su
tratamiento y aprobación?
Después de una nueva
presentación del proyecto de ley, la décima vez en los últimos diez años, y
siempre con el no tratamiento en las Cámaras, marca la pauta que tan lejos se
está de la legalización o siquiera de la despenalización del aborto. El acceso
al aborto es una cuestión de derechos y la distribución de derechos es una
cuestión de poder. La desigualdad de poder entre mujeres y varones también es
un condicionante de gran relevancia a la hora de que las mujeres puedan
cuidarse, por lo que no es sólo con información y acceso a los métodos
anticonceptivos que se previene un embarazo no deseado, sino también
fortaleciendo la autonomía de las mujeres y desnaturalizando aquellas prácticas
que nos ubican a los varones en un lugar de superioridad.
En este proceso de
concientización nos hemos sumado a las consejerías pre y pos aborto, porque
mientras no exista una Ley que ampare a las mujeres y varones trans, se
realizan abortos y por medio de esta herramienta autónoma y autogestiva,
podemos en la práctica, disminuir las muertes por abortos en nuestro país. Por
eso cuando el miércoles salíamos con la leyenda del “ni una menos”, también
decíamos y decimos que no puede haber, aún hoy, una muerte mas a causa del
aborto, y más cuando como varones tenemos, lamentablemente, un papel bastante
preponderante en cuanto a la decisión sobre los cuerpos de mujeres.
El involucramiento de los varones
en estos espacios supone un proceso poco visible pero de profunda incidencia en
nuestras vidas y por lo general incluídos en la parte medica, como objetores de
conciencia, donde lógicas patriarcales nos pusieron en lugares decisivos por
sobre las mujeres. La empatía con una lucha de la que históricamente estuvimos
al margen, habilitaría la posibilidad de de-construir el egocentrismo y la
indiferencia, pensarnos como una parte más de un engranaje junto al
involucramiento tanto de las consejeras como así como de las mujeres y los
varones trans en situación de aborto. Es así que, como Colectivo, tomamos
conciencia de la importancia de ser parte activa en las consejerías en
diferentes puntos del país como manera de acompañar en el aquí y en el ahora a
miles de mujeres que quieren y deciden decidir sobre sus cuerpos, sin Iglesia,
ni Estado que se meta en lo que cada mujer cree propicio para su vida, nada
más.
Fuente: Agencia Paco Urondo