jueves, 7 de enero de 2016

SE ABRIÓ LA IMPORTACIÓN DE LIBROS

La liberación anunciada por el Ministerio de Cultura implica efectos nada alentadores para la pequeña industria, opinan los editores independientes. 

En un artículo de Silvina Friera, publicado en Página 12, fueron entrevistados editores independientes que opinaron sobre la eliminación de las restricciones a la importación de libros que regía desde 2010, presentado en un comunicado del Ministerio de Cultura de la Nación como una medida que busca “ampliar la bibliodiversidad y ofrecer más opciones a los lectores de todo el país”.

El escritor y editor Damián Ríos, de Blatt & Ríos, opinó que “Las grandes editoriales están esperando esto para poder imprimir en la zona franca de Colonia (Uruguay), Chile o hasta China. Va a ingresar mucho saldo (malo y bueno) de España, impreso en países del este de Europa. Todo esto con precios a costos de salarios miserables. Nosotros queremos editar acá, traducir acá, diseñar acá, corregir acá, imprimir acá y vender acá y con esa plata pagarles a todos, acá”.

Por su parte,  Víctor Malumian, de ediciones Godot, señaló: “Todos los libros que las multinacionales producen en España ahora tienen un mercado enorme para inundar el país con libros a un precio regalado. Las condiciones de producción en Argentina no son las mismas que en España. Los costos del papel no son iguales. Un libro que acá me sale producir 45 pesos, en Taiwan me lo hacen por 95 centavos de dólar con el envío incluido. Es imposible que al liberar el mercado no gane el más fuerte. Toda esa postura que parecería neutral, que es plantear que el mercado elija, me está dando un mensaje muy claro, que es defender la lógica de mercado de sobreproducción de novedades y colocación a mansalva, que no es la lógica que tenemos las editoriales como Godot, que no estamos atadas a la novedad ni a la pauta publicitaria. Nuestros títulos se mueven por recomendación de libreros y por los críticos culturales. Me llamó mucho la atención leer que la Cámara Argentina del Libro (CAL) estaba contenta con la decisión. Yo no veo nada positivo."

El escritor y editor de Entropía, Sebastián Martínez Daniell, dijo “Dos tercios de los libros que se venden en América Latina son editados por sólo dos compañías multinacionales con cabecera en Europa (Planeta y Penguin Random House Mondadori); la mitad de los libros que se venden en Argentina tienen como boca de expendio las grandes cadenas; la industria del papel local es una de las menos competitivas del continente y obviamente benefician a los mayores compradores”, sintetiza el editor de Entropía. “El sector editorial también ha sido víctima, globalmente, de un proceso de brutal concentración. Tener acceso a cualquier libro que esté circulando por el mundo es algo extraordinario, pero es también una obviedad que la circulación de bienes culturales no es inocente, que tiene canales privilegiados, que hay beneficiarios y perdedores.”

Desde El Cuenco de Plata, creado por el exquisito Edgardo Russo –que murió en julio del año pasado–, el editor Julio Patricio Rovelli López afirma que la apertura irrestricta favorece a los grupos concentrados que han transformado al libro sólo en mercancía. “No estamos en contra de la bibliodiversidad ni del ingreso de libros de otros países, algo que sería ilógico, ¿no? Pero esta medida nos genera mucha incertidumbre como editores. El monopolio del papel, en manos de Celulosa Argentina y Papelera Tucumán, afecta a las editoriales independientes. En diciembre, cuando todavía no se había devaluado, el papel estaba 16 dólares”, recuerda el editor.

El poeta Sandro Barrella, encargado de la librería Norte de Débora Yánover, admite que el marco regulatorio que estuvo en funcionamiento en los últimos cuatro años a veces complicaba las cosas porque “hay libros que no hay modo de que se sustituyan, lo que no implica que con una economía liberal y abierta vayan a entrar todos los libros, como se cree ingenuamente”. 

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