Solicitaron la continuidad de las
políticas de memoria, verdad y justicia, pero también reclamaron por la
libertad de Milagro Sala y el protocolo de seguridad. Le pidieron que le
reclame al presidente norteamericano la desclasificación de archivos.
Por Alejandra Dandan
Los organismos de derechos
humanos tuvieron su primer encuentro con el presidente Mauricio Macri. La
reunión de una hora se realizó en la Quinta de Olivos, en un escenario de fría
cordialidad. Llevaron al encuentro un documento en el que manifestaban “una
profunda preocupación por los aspectos centrales de las políticas de derechos
humanos en el país”. En línea con la presentación hecha hace un mes en Jefatura
de Gabinete, señalaron la necesidad de continuar las políticas de Estado en el
proceso de memoria, verdad y justicia. Inquietud por los despidos y por el
protocolo de seguridad impulsado por el gobierno como cerrojo a las
manifestaciones callejeras. Recordaron la ilegalidad de la detención de Milagro
Sala y le pidieron al gobierno que la visita al país del presidente de Estados
Unidos, Barack Obama, no sea un obstáculo para la tradicional movilización a la
Plaza de Mayo, esta vez con el fondo del 40 aniversario del golpe militar. Este
fue uno de los pocos puntos sobre los que obtuvieron respuesta. Macri se
comprometió a “liberar” la plaza ese día y sus ministros anunciaron que
Cancillería iba a coordinar los movimientos con la embajada norteamericana.
También le reclamaron que pida a Obama la entrega de archivos aún no
desclasificados por el gobierno estadounidense sobre el período dictatorial. El
presidente contesto con un gesto. “Ah, no sabía que eso existía”, dijo sin
ningún tipo de rubor.
Los visitantes percibieron al
Presidente incómodo durante todo el encuentro. Hablaron de los gestos, de
movimientos continuos, de mucho mirar para arriba como respondiendo “así son
las cosas”.
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Estela de Carlotto, Haydée Castelú, Carlos Pisoni,
Lita
Boitano y Mauricio Macri en la quinta de Olivos.
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La presidenta de Abuelas de Plaza
de Mayo, Estela de Carlotto, abrió la reunión sentada a la derecha e hizo un
comentario con algo de humor sobre los desplantes. Le recordó al Presidente que
no los había recibido. “Es la primera vez que nos ves”, le dijo y preguntó:
“¿Qué pasó?” El miró para arriba. Silencio. Un gesto. Y cuando reaccionó, habló
de ¡Cromañón! “Ahí creo que se abrió la distancia”, explicó. Y habló del
momento en el que las Abuelas apoyaron al entonces jefe de Gobierno, Aníbal
Ibarra. “Nosotros queríamos la destitución, y yo mandé a los legisladores del
PRO a votarla”, soltó, sólo para comenzar, palabras más, palabras menos.
“¿Podrías haber hablado, dicho algo?”, le dijo Estela. Macri nuevamente volvió
a los gestos.
Tomaron agua. Alguien vio a Jaime
Durán Barba ubicado como un coach en una sala cercana. A la mesa estuvieron
sentados, además de Carlotto, Haydée Castelu, de Madres de Plaza de Mayo Línea
Fundadora, Lita Boitano, de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones
Políticas; Carlos Pisoni, de HIJOS y Gastón Chillier, del CELS. Por el lado del
Gobierno, junto a Macri estuvieron el ministro de Justicia, Germán Garavano, y
el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj. También estuvo la canciller
Susana Malcorra.
El 27 de enero, los organismos se
reunieron con el jefe de Gabinete, Marcos Peña porque Macri dijo que no tenía
tiempo para recibirlos. Ese día sin embargo se fue diez minutos antes de la
Casa Rosada y sí tuvo tiempo para visitar el Bellas Artes y mostrarse en una
foto con el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, en medio de los
cuestionamientos locales e internacionales por la detención de la parlamentaria
de la Tupac. La semana pasada, a días de la llegada a Argentina del presidente
de Francia, François Hollande, que tenía en agenda un encuentro con Madres y
Abuelas de Plaza de Mayo, la Casa Rosada organizó esta reunión. Si no se
hubiera producido, un presidente extranjero de visita en el país habría
recibido a los organismos de derechos humanos antes que el presidente
argentino. Además, la visita de Obama, prevista para el 23 y 24 de marzo
impulsó la visita de Macri a la ex ESMA de la semana pasada (ya que Obama podría
ir a ese sitio) y apresuró también las condiciones de este encuentro.
En la reunión se plantearon los
puntos de preocupación centrales del documento. Entre ellos, aspectos de la
visita de Obama. Hablaron de la logística de seguridad que puede complicar la
marcha programada a Plaza de Mayo: “Le pedimos al presidente que nos garantice
a todos las plazas del país”, dijo Pisoni en la conferencia de prensa
posterior. Quedó hecho el pedido explícito para que el presidente pida la
desclasificación de documentos de Estados Unidos sobre la represión en la
región, que puede servir recordó Carlotto mas tarde para encontrar a los hijos
que faltan, para encontrar datos de desaparecidos y de represores. Y también
cooperación en el pedido de extradición del represor Roberto Bravo por su
participación en la masacre de Trelew.
La posible visita de Obama a la
ex ESMA no figura en el documento, pero HIJOS encontró espacio para plantear su
desacuerdo. “Le dijimos que para nosotros sería una gran provocación porque
Estados Unidos participó del genocidio”, dijo Pisoni.
El vaciamiento de áreas claves
dedicadas hasta ahora a impulsar las políticas públicas en el marco del proceso
de memoria, verdad y justicia fue otro planteo. También hablaron de la
preocupación por la continuidad de los juicios, de la búsqueda de niños
apropiados, de identificación de cuerpos, de los controles de ascensos
militares y de búsqueda de prófugos, que en los últimos días tuvieron reveses
por despidos en áreas del Estado que se ocupaban del tema.
Macri dejó hablar. No
interrumpió. Pero intervino en tres momentos. Uno, con Obama para garantizar la
Plaza. Los otros dos fueron ante los reclamos por Milagro Sala y el protocolo
de seguridad, en ambos para manifestar sus diferencias. Los organismos dijeron
que la dirigente de la Tupac Amaru está detenida injustamente. Recordaron que
funcionarios del gobierno nacional están procesados, en libertad y ocupando
funciones. La primera vez, Macri respondió como lo hace habitualmente: dijo que
eso es responsabilidad de la Justicia de Jujuy, que actúa de modo
independiente. Hizo un chiste sobre su sobreseimiento y la verdad. Y cuando el
Cels volvió a insistir con el origen ilegítimo de la detención, se levantó, se
fue, aunque luego volvió. La tercera intervención estuvo ligada al protocolo de
seguridad. Macri lo defendió al decir que estaba en juego una colisión de
derechos. Chillier le respondió: planteó que el protocolo tiene un “enfoque
represivo” y explicó que la modalidad en todo el mundo es abrir espacios de
negociación de conflictos y no reprimir, una herramienta nociva y trágica en la
historia argentina. La represión a los integrantes de la Murga Los reyes del
Ritmo también quedó planteada. Aquí el gobierno dijo que se abrió un expediente
interno. El CELS explicó que cuando preguntaron por esa investigación la
respuesta que encontraron fue ambigua: no se sabía si estaban investigando a la
gendarmería o no. En ese contexto, el organismo pidió acceso al expediente.
“El presidente escuchó
serenamente, respondió algunas cosas con datos y garantizó la marcha del 24 de
marzo” , dijo Carlotto en la conferencia de prensa que se realizó luego del
encuentro. “El diálogo se abrió –subrayó– y eso es muy positivo”. En la mesa
estuvieron los cuatro integrantes de los organismos con Garavano y Avruj, en el
centro. Carlotto encuadró la visita en una línea de continuidad de un diálogo
que había empezado con el secretario de derechos humanos. Y se detuvo en un
dato: “Cuando llegamos (Macri) tenía una cara y cuando nos fuimos tenía otra.
Eso quiere decir que del mensaje de estas señoras grandes, algo le llegó”. Dijo
que hubo coincidencias y algunas no coincidencias. Ante una de las preguntas,
dijo que la “verdad” a veces duele y “hoy no salió lo del curro”, en alusión al
modo despectivo de Macri con el que definió el trabajo de los organismos. Lita
Boitano mencionó en la conferencia que también le recordaron al Presidente que
debe respetar el mandato constitucional de la procuradora Alejandra Gils Carbó
“decididamente” impulsora de los procesos juicios por delitos de lesa
humanidad. Ese fue el único momento en el que Garavano habló. Hasta ahí sólo
había hecho la presentación de la mesa. Recordó que hubo puntos en que
“claramente no estábamos de acuerdo”. Y aprovechó la ocasión para a Pisoni, al
decir que no entendían la visita de Obama como una provocación.
Fuente: Página 12