Interpol capturó en Medellín al represor
que “inyectaba y mataba” a los detenidos en la quinta de Funes.
Juan Carlos Bossi, ex personal
civil de Inteligencia del Ejército en Rosario, había salido del país hace 34
años y tenía orden de captura desde 2011. Según declararon otros represores,
“inyectaba y mataba a los detenidos”.
Bossi fue detenido el jueves al
mediodía. Ante la llegada de la policía, se identificó con un cédula colombiana
falsa, según informaron fuentes de Interpol de Colombia.
El acusado, que actualmente tiene
67 años, integraba la lista de represores por los que el Estado argentino
ofrece una recompensa para su captura. Se lo buscaba por su participación en
delitos de lesa humanidad investigados en la causa caratulada “Guerrieri,
Pascual Oscar”, que trata sobre los secuestrados que pasaron por los centros
clandestinos de detención la escuela Magnasco, la Intermedia, la Quinta de
Funes y La Calamita.
Guerrieri fue condenado junto a
Eduardo Costanzo y otros represores del Ejército. En septiembre de 2009,
Costanzo declaró ante el Tribunal Oral Nº1, al que dio detalles de cómo actuaba
el grupo de tareas que integró e identificó a sus pares. En un tramo de su
declaración, aseguró que el ahora detenido Bossi “era el que inyectaba y mataba
a los detenidos”, y que utilizaba el alias de Julio Balonchard. Según el
declarante, desde Rosario se realizaron vuelos de la muerte que tiraron a
secuestrados al Río de la Plata.
También aseguró que Bossi integró
la patota que en junio de 1977 fusiló a nueve secuestrados, militantes del
Ejército Revolucionario del Pueblo, tras el montaje de un falso enfrentamiento.
Los detenidos había sido en realidad torturados en el centro clandestino de
detención conocido como La Calamita. La patota llevó a los nueve secuestrados a
una casa, y para darle más espectacularidad al procedimiento fraguado, quemaron
un Falcon viejo en la puerta, mientras Guerrieri –relató el represor– “con un
megáfono pedía desde la calle que se rindieran, pero sólo era un simulacro”, ya
que adentro los asesinaron.
El pedido de detención había sido
ordenado el 4 de abril de 2011 por el juez federal Marcelo Bailaque. Sin
embargo, muchos años antes de que se librara la orden, a principios de los 80,
el represor había huido del país. Según los registros migratorios, se había
instalado en España y en 2010 se había mudado a Colombia.
“Es un hombre entrenado en
labores de Inteligencia y por eso eludía al máximo cualquier contacto con su
pasado. Así evitaba que lo rastrearan, sostuvo el jefe de Interpol Colombia, el
coronel Juan Carlos Gómez Arias, en declaraciones publicadas por el diario El
Tiempo.
Según este medio colombiano,
Bossi vivía en un lujoso departamento del sur de Medellín, asistido por un
grupo de al menos cinco personas contratadas. “Curiosamente, los mantenía
compartimentados y entre ellos no se conocían ni sabían de su existencia. A
cada uno le tenía una misión diferente: uno le pagaba los servicios, otro le
movía las cuentas del banco; tenía un tercero que aparecía en los documentos de
alquiler del departamento; había un empleado que lo acompañaba a hacer
diligencias y uno más que estaba pendiente de mantener al día su afiliación de
medicina”, agregó Gómez Arias.
El represor tenía documentos
falsos, aunque con su nombre de pila. Según Interpol, el represor sufre de
cáncer de pulmón y lo capturaron cuando subía a un taxi para ir a una cita
médica. De inmediato se activó el proceso para su extradición.
Fuente: Página 12