
Por iniciativa de Rivadavia, el
gobierno contrató en 1824, un empréstito con la firma inglesa Baring Brothers por
un millón de Libras.
El nacimiento de la Casa Baring
coincide con el de la gran política financiera del Imperio Británico. Los
hermanos Alexander y Francis Tornhill , son los hijos del fundador de la casa,
Sir Francis Baring y los principales directivos de la misma en el momento de
firmarse el empréstito con Buenos Aires. Los Baring unirán su carrera
financiera a su actividad política. Alexander será nombrado por el Primer
Ministro Peel, ministro de la Moneda. Su hermano Francis llegará a ser Lord de
la tesorería entre, ministro de Hacienda de Inglaterra entre. Director de la
Compañía de Indias y Primer Lord del Almirantazgo.
El empréstito se contrataba con
el objetivo de crear pueblos en la frontera con el indio, fundar un Banco,
construir una red de agua y un puerto. Los gestores fueron: Braulio Costa, Félix
Castro, Miguel Riglos, Juan Pablo Sáenz Valiente y los hermanos Parish
Robertson y en su conjunto se llevaron 120.000 Libras del monto total del
crédito en carácter de comisión
Descontadas las comisiones de los
seis gestores, dos de los cuales eran ingleses, los gastos de emisión y varias
cuotas adelantadas, llegaron a Buenos Aires sólo 570.000 Libras, la mayoría en
letras de cambio sobre casas comerciales británicas en Buenos Aires propiedad
de los gestores del empréstito. Pero la deuda se asumía por el total: 1 millón
de Libras.
El dinero del empréstito, por
diversas circunstancias, no se destinó a la construcción de obras públicas como
había sido previsto. Se dilapidó en gastos improductivos. Para 1904, cuando se
terminó de pagar el crédito, la Argentina había abonado a la Casa Baring
Brothers la suma de 23.734.766 pesos fuertes.
Todas las tierras públicas de la
provincia quedaron hipotecadas como garantía del empréstito. Rivadavia decidió
entonces aplicar el sistema de "enfiteusis" por el cual los productores
rurales podrían ocupar y hacer producir las tierras públicas, no como
propietarios sino como arrendatarios.
El monto del canon que debían
pagar al Estado lo fijaban los mismos arrendatarios de manera que terminó
siendo insignificante.
Los grandes propietarios
aprovecharon el sistema de enfiteusis para acaparar enormes extensiones de
tierra con el desembolso mínimo que les permitía la ley.
Poco después de concedido el
empréstito, el 31 de marzo de 1824, llegó a Buenos Aires un nuevo Cónsul de Su
majestad, Mr. Woodbine Parish. El funcionario traía la misión de firmar un
tratado de Libre Comercio y Amistad cuyo texto era idéntico al impuesto por
William Huskisson -jefe del "Board of trade" londinense- a todas las
ex colonias de Hispanoamérica, que ambicionaban ser reconocidas.
Al mismo tiempo, este tratado
impuesto por Inglaterra como requisito previo para el reconocimiento de nuestra
independencia, y firmado el 2 de febrero de 1825, sellará el destino del país
como nación dependiente de una nueva metrópoli que le asignó un papel
inamovible en la división del trabajo que imponía al mundo: el de simple
productor de materias primas y comprador de manufacturas.
Autor: Felipe Pigna